¿Qué tan difícil puede ser para una persona el entender que el respeto es algo que se tiene no sólo que cumplir, sino enseñar a las generaciones venideras, sobre todo a los niños quienes con un buen ejemplo con el paso de los años sabrán valorar y hacer buenas elecciones en la vida basados en respeto?
¿Por qué le cuesta tanto a los aficionados de la fiesta brava entender que la tradición a la que son seguidores tiene un único punto de polémica y que éste es la tortura previa, durante y como innecesario final la muerte del toro?
Primero que todo, nadie dice que no es una tradición, de hecho lo es, en eso todos estamos de acuerdo totalmente, pero también es una tradición en Japón que se les deformen a las Geishas los pies porque representan belleza entre más pequeños los sean y no por eso es correcto ¿o sí?; ¿o qué tal en México?, es una tradición que la policía te rompa la madre si uno está de revoltoso y tampoco por eso es correcto ¿o lo es la violación de derechos humanos a manos de un tradicional policía mexicano?, ¿no verdad, entonces #nomechingues?
No creo que exista quien niegue que la “fiesta brava” es un ritual con todos sus elementos característicos y propios que le dan cierta singularidad a nivel mundial: como el “traje” (bastante amanerado) del torero, la montera (pinche sombrero más ojete no se pudieron encontrar y ni digamos ya el putarraco chalequito, las pinches medias y las chingadas zapatillas que acompletan el traje de luces; yo creo el primer torero salía disfrazado con la ropa de su hermana menor, pero en fin); la capa; la respuesta del público para aprobar o desaprobar el numerito del torero, el beber la sangre del toro (donde no existe tal simbolismo de barbaridad mejor expresada, supongo que no le cortan la cabeza al toro y se la enseñan al público porque con sus bracitos y cuerpecito de niñitas no creo que puedan cargarla y menos con una mano como un antiguo gladiador romano) y la pendejada esa de el rabo y las orejas (que la verdad si me premiaran con el rabo o las orejas de alguien hasta me sentiría ofendido -bueno, depende del rabo de quién-); cargarlo en hombros como si fuera un héroe nacional (recordemos que se supone que es un ser más inteligente que el toro y se le hacen caravanas por conseguir burlar a una bestia o lo que es lo mismo: Porque un ser inteligente burló a un animal… ¡no pues imagínate lo que piensan cuando ven aviones, se han de cagar de la maravilla que ven sus ojos!) y aventarle sombreros y flores (por fin ¿son o no putos los toreros?) como si representaran la delicadeza recogiendo sus regalos con las manos bañadas en sangre #nomechingues.
Pa´ pronto, para mí, un torero es alguien –porque luego ni sabes si es él o ella- que es incapaz de matar con sus propios medios naturales (dientes, uñas o cuernos) recurriendo a las banderillas, espadas, lanzas con cuanta pendejada filosa se quieran ensañar con un noble animal y encima, justificándose con argumentos tan pendejos como de que el pobre animal es mucho mayor en fuerza. Imagínate después, van a salir a voltear un tractocamión y van a querer que les avienten calzones y sostenes solo porque el camión pesa un chingo más que ellos o los puede matar si se le ponen en frente cuando está en marcha (así de estúpido se oyen sus argumentos y así de estúpidos realmente lo son).
Tampoco nadie niega que el torero (o payaso torero mejor dicho) sea un valiente por ponerse en frente de un animal que pesa en promedio cinco o seis veces lo que él (donde por cierto, hay hasta niñas que pesan más que los toreros); no para nada, hay que tener bastantes cojones para ponerte a provocar un animal y que en algún momento de la “faena” te pueda hacer perder un ojo, los dientes, la cara, gran cantidad de sangre por la cornada o incluso derivado de esto, la vida. Me pregunto aquí, ¿verán los aficionados a la tauromaquia igual de valiente al limosnero que torea coches en una avenida? (y que conste que el auto pesa más que el toro y ni se diga si es golpeado por una camioneta o ese imán de peatones llamado microbús); ¿o verán igual de valiente a la imprudente, digámosle “María con trenzas”, que nunca hace nada de ejercicio por el tipo de vida que le tocó vivir pero le quiere ganar, digámosle “corriendo”, el paso al tren, obvio con canastas en mano?; ¿igual de valiente es este tipo de acciones?, ¿no será más bien imprudencia o idiotez y les da pena aceptarlo como tal?, ¿o acaso es bastante inteligente y creen de verdad que a las mujeres les atrae el hecho de que corran entre toros en la Pamplonada?, en serio, ¡me cae de madre que son el estereotipo de la estupidez! (porque seguramente también asisten a ver peleas de gallos a los palenques, apuestan en peleas de perros, no le dan el paso al peatón o si ven que el auto de adelante pone sus direccionales aceleran para no dejarlo pasar, porque digo, estas y muchas más son muestras de formas de pensar y de vivir de gente idiota, egoísta y por ende incivilizada pero ellos creen que son y viven dentro la crema y nata de la alta cultura) otro #nomechingues.
El punto máximo de la estupidez lo leí alguna vez de un buen amigo (de quienes he oído las mejores, por cierto) que se le ocurrió poner la mega pendejada esa de que los toros están genéticamente modificados para no sentir: ¡HECF!* (o sea, ¿van a gastar en genética de investigación animal para eso, o les van a inyectar algún bloqueador total del sistema nervioso que cueste así sea un centavo?, otro #nomechingues: ¿cómo argumentan eso si no lo están sintiendo en carne propia, o porque el animal no se queja como nosotros ya significa que no siente?, ¡carajo si hasta videos hay donde lloran los toros! y ¿me salen con tales pendejadas?)
En conclusión, si el gusto por la tauromaquia le viene desde niño, páseme el número de sus padres porque tengo que hablar muy seriamente de la porquería de gustos que le heredó a sus hijos y si le viene por interés propio, de amistades o por otra razón externa, con todo respeto pero #nomechingues, no está lejos de ser un completo idiota.
*¡HECF! = ¡Hazme El Chingado Favor!
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