En la ciudad de México, todos los días, en todas las horas y hasta los domingos (#nomechingues), las arterias viales sufren de un intenso colesterol vehicular por diversas pero muy singulares razones. El gobierno local ha contribuido a esto gracias a que se ha encargado de plasmar su estupidez en obras públicas provocando embotellamientos debido a una pésima planeación, diseño y ejecución de ingeniería civil sumado a los pésimos materiales y altos costos que posteriormente son maquillados ante la opinión pública sin que nadie diga nada aunque todo lo sepa: Pasos peatonales, ciclopistas para verdaderos valientes y kamikazes, pasos a desnivel que se inundan en su inauguración o cada lluvia “normalita”; puentes en las avenidas que bajan después de los carriles centrales en lugar de después de toda la avenida; malas entradas y peores salidas en avenidas importantes, banquetas y topes gigantes innecesarios o que madrean los autos además de que por el tiempo que requiere prácticamente saltarlos, generan tráfico; señalamientos equivocados y poco entendibles o hasta repetidos en menos de 50 centímetros; pésimos pasos sobre vías del tren; asfalto en pésimas condiciones o parchado con pésimos materiales; recolección a medias de basura (porque es casi nula la cultura para separarla) y lo mismo con desazolve de coladeras; más todo lo que pudieran hacer en la madrugada pero lo hacen felizmente en horas pico como el riego de jardines y áreas verdes, pintado de calles y banquetas, cambio de postes y cableados eléctricos; todo, lo que sea, lo que se te ocurra, al grito de “¡¡¡A la ahí se va, total chingue a su madre!!!”.
Pero si los particulares también se pintan solos para hacer pendejadotas de concurso y contribuir a taponear o bloquear todas las calles importantes con todo tipo de ocurrencias y sin que alguien les diga algo o pagando pa´l chesco al poli por si les dice algo o su canasta a fin de año si es un empleado de gobierno menor: Lentas carrozas fúnebres para el último camino del difuntito en plena avenida y carriles centrales, ir detrás de la ambulancia como si el paciente fuera pariente cercano, no dejar pasar a quien con anticipación nos avisa con direccionales que necesita pasar, no darle el paso a los peatones o ciclistas o invadir los pasos peatonales, cierre ilegal de calles por actividades económicas al margen o muy por fuera de la ley (tianguis de dos días a la semana o de los que venden juguetes y regalos para la temporada de Navidad y Reyes Magos invadiendo dos o más carriles; cierre que para las posada de la calle; cierre que para pedir dinero por la construcción del nuevo San Juditas o la nueva Virgencita que apareció en la tortilla o la caca del perro; que para su “Pasión de Cristo”; que para donar a los minusválidos; bloqueo con cubetas de cemento o huacales en los lugares de estacionamiento por los Valet Parking, franeleros (o “viene-viene”) o restauranteros y dueños de comercios); padres de familia huevones que les da flojera buscar un lugar de estacionamiento y caminar las calles que tengan que caminar cada vez que llevan o recogen a sus hijos a la escuela o van al banco (previa mordida con el “Polecía de la Bancaria e Industrial”); invasión en vías rápidas de vehículos pesados de carga aún cuando lo tienen prohibido y tienen el conocimiento de la falta (y el consentimiento de las autoridades de tránsito); autos descompuestos o accidentados cuyos dueños y agentes de seguros les vale madre quitarse y seguir arreglando su asunto sin estorbar; vendedores de “gorditas de nata”, agua embotellada, cervezas o pendejadas plásticas chinas de “moda” en plenas horas pico de la vuelta de rueda en periférico.
Cada quien puede poner un ejemplo de lo que ve o de lo que hace desde su calle, colonia, delegación o ciudad; de lo que ve, sufre o es partícipe en el universo de la mierda y la cultura vial tan pobre que tenemos y aportamos cada día, creo que un ejemplo claro es el hecho de analizarnos mientras manejamos para darnos cuenta de qué hacemos mal bajo el estandarte de andar a la prisa o del derecho a que yo soy primero (esto, en el caso personal o con lo que contribuimos) pero también ¿qué hacemos para que nuestras quejas se plasmen o aterricen en una obra bien hecha y ejecutada?, porque no falta el que marcha y nunca consigue nada en décadas así tenga toda la razón, manda correos que nadie ve a su delegado, es todo un experto en política y administración pública cada borrachera como lo es de fútbol pero sobre todo, es bien chingón quejándose que la están cagando aquí y allá, pero ¿qué hace uno de verdad (dentro de su ocupadísimo universo) para que las cosas cambien, o creen que quejándose se respetan y hacen bien las cosas? #nomamar
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