El primer partido que tuvieron
los Frailes del Tepeyac contra los Toros Salvajes de Chapingo deja bastantes
dudas sobre el desempeño y la confianza que puedan tener los jugadores dentro
del campo para que no termine siendo una larga temporada. Honestamente y no por
menospreciar a los rival, pero los Toros de la UACh no son este año para nada
un equipo que pueda representar mayor problema dentro del campo, a menos que,
como siempre, sean los Frailes.
Los Frailes por desgracia son un
equipo o que le pueden ganar a cualquiera o que pueden perder con cualquiera y
otro grave problema que tienen es que cuando comienzan a perder partidos que en
el papel se veían como favoritos, no solo pierden, sino que se convierten año
con año en partidos perdidos con mayor holgura en diferencia de puntos y
ejemplos claros son la serie contra Linces de la UVM o contra Burros Blancos
del IPN.
Una de las razones principales
por la que los Frailes de esta temporada que recién comienza y de todas las pasadas,
al menos de una década hacia acá, es la indisciplina, el año pasado, por
increíble que parezca, fueron la peor línea ofensiva en cinco años consecutivos
en cuanto a yardas por castigo (y todavía algunos actuales linieros ofensivos veteranos
presumen de traer escuela del “Coach Francisco Chaparro” como si fuera algo que
presumir el hecho de ser la línea con más castigos por holdings, por faltas
personales y en cuanto al menor número de yardas producidas por tierra).
Este primer partido contra la
UACh reveló que, aunque ha sido a marchas forzadas y con el tiempo encima el
trabajo de reconstrucción o de salvar lo que se pueda por parte del Staff, la
indisciplina impera dentro del juego; el pasado sábado contra los Toros se
cometieron un total de once castigos (casi tres por cuarto en promedio); lo
bueno dentro de lo malo de estos once castigos es que solo uno fue contra la
línea ofensiva (por holding); lo malo, es que dominan los castigos por
“faroladas” o “actitudes mamarrachas”: En las dos intercepciones de Octavio
Vázquez (#44), sus devoluciones se vieron anuladas por un castigo de bloqueo
ilegal y otro por falta personal; entonces lo que puede ser regreso de anotación
o dejar en buena situación de campo a la ofensiva, se echa a perder porque no
falta el que se quiere pasar de listo y en lugar de hacer un bloqueo legal y
correcto, quiere “lucirse” (¿quién sabe de qué? pero lucirse al fin…) y
“agandallar a la mala” a un rival (seguramente porque de frente no lo puede
hacer y en la frustración se aprovecha del descuido del contrario para
“cazarlo”).
Otro de los castigos que
ocurrieron gracias a la indisciplina es el de golpear al regresador de patada
de despeje cuando ya pidió recepción libre, lo que les regala otras quince
yardas, y además una falta personal –como siempre innecesaria- casi al terminar
el partido.
También dentro de los castigos que
nunca faltan, son los de “errores de concentración” y que incluso tienen que
ver con el staff de coacheo como regalarle a los Toros cinco yardas y un
primero y diez en cuarta y despeje porque había doce hombres a la defensa; una
interferencia defensiva de solo cinco yardas o un facemask ofensivo –por frustración
o por incompetencia en el bloqueo ante unos Toros Salvajes que repito, no
deberían representar mayor problema dentro del campo ya que este rival tiene al
menos más de 20 años no sólo esforzándose por ganar uno o dos juegos al año,
sino siquiera por anotar puntos en la temporada; no nos gustaría imaginar ni
mucho menos anticipar que toda la temporada las buenas jugadas a la defensiva
como recuperar balones se vean afectadas porque todavía existen actitudes
“tontas” o que terminen -como ya es costumbre- esperanzadoras series ofensivas
porque algún jugador “cree” que el árbitro no lo va a ver si hace “holding” o
porque en alguna jugada grande “otro” va a “manchar” a un rival descuidado que
normalmente ya no tiene nada que hacer en la jugada y por ende tal actitud
queda exhibida para ganarse la respectiva penalización.
Si los jugadores no empiezan a
entender que este es un trabajo en equipo y se dejan ya de de “mamasear” en la
Universidad como sintiéndose estrellitas, con sus amigas y amigos que no saben
de “tocho” y les creen sus cuentos, pues seguirán viéndose igual de patéticos
como jugadores y como equipo al final de la tabla general cuando OTRA VEZ
logren la marca 0 – 5 dentro de la conferencia del centro (como el año pasado
con todo y su “escuela Chaparro” o su pasado staff con su estilo "agringado-pero-bien-malo").
Falta honestidad para reconocer
lo que está mal así como compromiso y disciplina para corregir los errores, que
por lo visto, son bastantes. Principalmente falta honestidad para reconocer
como jugadores que se cometen errores o se hacen malos trabajos, coberturas,
bloqueos o asignaciones (como a cualquiera le puede pasar ya que todos somos
humanos y nos equivocamos); inclus falta tal honestidad hasta para pedir que lo
cambien a uno porque no puede contra un rival y así ayudar al equipo en
beneficio del equipo y no seguir dentro del campo haciendo malos trabajos solo
por orgullo.
Deben entender los jugadores que
no han logrado nada, ni siquiera tantito, y reconocer que cada año les ha ido
peor, y que no todo es culpa de los Coaches ni de los directivos, porque una
cosa son los problemas para que salga la Liga Mayor a duras penas y otra cosa
es que hagan faltas personales a lo tonto o se regalen los juegos; ganarle
“apenas” 27 a 0 a los Toros no los hace ya buenos ni mejores jugadores;
Chapingo es un equipo al que, como está hoy por hoy y con todo respeto, le
deben anotar de menos 70 puntos a cero (mínimo) y ahora el próximo sábado
contra los Correcaminos de la Universidad Autónoma de Tamaulipas de menos un 35
a 0 o más (que esperemos así sea). Repito, falta honestidad de los jugadores,
parece que todavía hay algunos papás que mal aconsejan a sus hijos o que los
jugadores creen que ya saben todo y no se les puede enseñar nada y se vuelven
incoachables. La verdadera temporada comienza en la tercer semana contra Linces
y continua con sus juegos de grupo y se deben corregir errores porque los cinco
equipos rivales de su grupo no van a perdonar (como nunca lo han hecho) que se
les regalen a cada rato quince yardas por faltas personales derivadas de
actitudes, o un juego o hasta la calificación.
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