La falta de una buena
organización siempre será señalada como la responsable de que los resultados
sean nulos o pésimos, de ahí la frase “divide y vencerás” donde los gobiernos o
los enemigos de algún grupo social, primero logran la división del mismo para
que sea más fácil su control y dominio –infiltrarlo para saber sus debilidades
y de ahí controlarlo-.
Ésta organización que se supone
debe de estar llena de planeación, de buenos estudios previos acordes a las
necesidades, entornos y condiciones en las que se desarrollará o implementará,
liderada lo mejor posible, monitoreada u supervisada para poder corregirse
durante la marcha, genera una mejor información, lo más apegada a la realidad
que nos permita tomar mejores decisiones (no como por ejemplo hacen los
psicólogos de recursos humanos o mercadólogos aquí en México que imponen
técnicas y estudios en formularios extranjeros esperando los mismos excelentes
resultados como si el euro o el dólar americano para empezar tuvieran el mismo
valor que el peso mexicano, o las condiciones de trabajo, seguridad social,
ambiente laboral, calidad de vida y de educación previa o hasta la pinche calidad
de programación en la televisión y todos los demás factores imaginables pero el
más importante, el mentado poder adquisitivo fueran idénticos en Europa y Estados
Unidos comparados con México y como si un trabajador de oficina u obrero en
México ganara lo mismo y tuviera la misma calidad de vida que un Estadounidense
o Europeo); cuando reina la falta de organización en algún sector social, es
sólo cuestión de tiempo que cuando buscan como grupo conseguir algún beneficio
o fin común, el resultado no sea el esperado y sus voces demandantes lleguen a
oídos sordos antes de apagarse como un flamazo o callados con violencia y mano
dura.
Dicen que México es el “País de
No Pasa Nada”, en el que los peores atropellos habidos y por haber no tienen
consecuencias graves y tienen un precio para indultar a quien los comete, que
las lagunas en las leyes permiten que se evadan impuestos pero que también de
ahí nos chinguen en el trabajo, que la justicia es comprada, que pasamos de los
servicial a lo arrastrados y vende patrias y que a los ojos del mundo somos
unos agachones, los eternos “ratoncitos” o la imagen del huevón dormido
recargado en un cactus (pasivos y dejados, pues), que hasta nos avergonzamos de
nuestras raíces y tapamos con vanidades extranjeras e impuestas nuestra
identidad.
Por eso no es de sorprenderse
que, cuando vemos una marcha del SME, de campesinos, de vecinos molestos por
falta de agua o hasta de personal de aerolíneas exigiendo sus derechos, no se
consiga nada más que afectar a terceros por bloquear el tráfico (como si los
conductores no tuvieran sus propios problemas y fueran ellos los responsables
en escuchar sus demandas) y que a la hora de la marcha, los marchistas ni se
conocían porque entre operativos y administrativos durante los “buenos tiempos”
les valía madre la vida del otro; pero ahora fingen que están unidos o se mal organizan
porque ya les cayó el veinte de que ya no tienen trabajo y quieren que la
sociedad, que le valía madres cuando estaban a toda madre, ahora los apoye.
¿Cómo le pides a una grupo social,
que procure sus raíces y ame su identidad si cuando tiene la primera
oportunidad de viajar se va a tomar fotos a la torre Eiffel? (y haciéndole a la
mamada como que la sostiene con las manos –¡bien originales son aparate, cabrón,
#nomames!-); ¿o prefiere hospedarse en un hotel de alguna cadena extranjera
porque sin saber ni tener la más puta idea de lo que habla, asegura que el
turismo local (restaurantes, hoteles, comercio) “son para los nacos”?; ¿cómo esperas que se
defienda al país si mega maman al real Madrid y al Barcelona y hasta cuando son
campeones se van a la fuente de los Cibeles a festejar el triunfo ajeno porque
son “wanna be” españoles?; ¿si viajan a los Estados Unidos de shopping porque
les da pena vestir pantalones de mezclilla o playeras que sean producto
nacional y quieren vestir “hollister” o “aeropostale” cuando van a los “pubs” o
a dominguear al “Starbucks” o mientras van al “gym” donde pagan como tres mil
pesos cuando existen “gimnasios” locales donde pueden hacer lo mismo por
quinientos o menos?; ¿si quieren trabajar en una trasnacional y todo lo manejan
en un idioma que no es el oficial o propio de su patria?; ¿si prefieren
estudiar en el extranjero y separarse o ser indiferentes con sus connacionales?
El gobierno, cuando hace una pausa
y deja de lamer botas extranjeras, siempre se dispone a hacer lo que le dicen
sus amos cuando les imponen a que nos obliguen a ser de una u otra forma lo más
pendejo que podamos y lo más “dejados” que nuestra dignidad –si es que todavía
queda algo- pueda soportar: Hace, por ejemplo, todo lo posible por mantener
paupérrimo el sistema público de salud para hacernos creer que no queda otra
alternativa que privatizarlo; lo mismo con bancos, industrias, servicios,
turismo, vivienda, educación, cultura, seguridad pública, ciencia e
investigación, deporte y medios de comunicación; y antes de consumar dicha
privatización, genera, permite y tolera todo tipo de personas y sistemas
corruptos bastante activos durante años para luego darnos la imagen de un “Papá
Gobierno Salvador” quien ahora si viene a limpiar la casa (¡y hasta por donde
no se ve! (sic) como dice la propaganda del gobierno federal!, #nomamar); y a
quien no le quedó de otra que salvar las instituciones recurriendo a la ayuda
de mano privada extranjera y hacernos creer que tienen buenas intenciones y son
todos unos samaritanos a los que les debemos todo cuando son ellos, los que con
sus intenciones, son los verdaderos #ojetes y #culeros.
Por eso vemos en las noticias –si
es que no las censuraron porque también son partícipes los medios y porque sus
mismos dueños extranjeros se los prohíben- que se dieron permisos para abrir y
operar casinos a grupos empresarios extranejros; que se vendieron reservas
territoriales en la rivera maya a cadenas hoteleras extranjeras; que se exageró
sobre el AH1N1 hasta convertirla en pandemia beneficiando a los extranjeros
Rocher y afectando el comercio local;
que la SEP, el IMSS y el ISSSTE son una basura y que la mejor opción es
que estudies en el extranjero o en escuelas privadas de dueños extranjeros; que
consumas productos y servicios extranjeros desde los más básicos (como los
limones y manzanas que se ven bien grandotas y brillosas a comparación a los
productos de nuestro campo mexicano) a que te calles y nunca, pero nunca, se te
ocurra hacerla de a pedo en tu trabajo –que por cierto, tal vez trabajas por
outsourcing o se te renueva tu contrato
cada tres, seis o doce meses para no generar antigüedad ni previsión social y
que siempre les agradezcas a tu empleador que el sudor de años de tu frente es
porque te hicieron el “paro” dándote chamba y que ni cuenta te des que toda tu
vida laboral, te alcanzó para pagar una micro casita y tener una micro pensión
al retirarte pero que te la pases soñando y persiguiendo con tener una casota,
un carrazo y mucho dinero en tu cuenta para seguir consumiendo, ya que si no lo
haces, eres un inadaptado y eres juzgado de todo tipo de formas negativas por
la sociedad.
Entonces, en meses próximos,
cuando nuestra estupidez colectiva no arroje como resultado un presidente como
Peña Nieto; con todo lo que nos hemos dejado o hemos permitido como una
sociedad pasiva, ¿con qué cara y organización nos negamos quienes no lo
queremos; quienes no nos sentimos representados por él; quienes sabemos que es
un producto plastificado bien trabajado del aparato político y mediático,
quienes sabemos que es un completo estúpido que asegurará otros seis años para
que en México “no pase nada” y siga vendiendo al país al mejor postor? Y tan
sencillo: Para los que sabemos que va a ganar a la de a huevo o porque la gente
siempre supera sus pendejadas pasadas o porque se la volvieron a robar y ¿quién
la va a hacer de a pedo?
¿Con qué cara exigimos algo si no
nos podemos ni organizarnos porque fuimos educados bajo sistemas educativos o
religiosos intolerantes, violentos, “malinchistas” y vende patrias que exaltan
lo de afuera y menosprecian lo propio y somos o hemos sido parte de ese tipo de
actitud?, si cuando vemos que algún trabajador que exige sus derechos lo corren
y no queremos que eso nos pase ya sea o porque ya tenemos familia o estamos en
nuestra zona de confort, o porque nos sentimos incapaces de conseguir otro
trabajo, o porque ya tenemos interminables deudas crediticias e hipotecarias o
simplemente no queremos alterar ningún aspecto de nuestro estilo de vida consumista
sino todo lo contrario, y todo para que no nos demos cuenta que solo
respondemos como los culeros dueños/empresarios/directivos/accionistas quieren
y esperan que respondamos.
Por eso #nolacague, piense –¡no duele,
en serio!- y sobretodo #pongasechingon.
No hay comentarios:
Publicar un comentario