jueves, 15 de marzo de 2012

#YaParenElMame



Siempre aquel que desde niño tuvo falta de atención, buscará, ya de grandecito, llamarla a como dé lugar, y estas formas de expresión, para terceros, en nuestro país casi siempre resulta negativa, nefasta o se convierte en un fenómeno o problema social porque normalmente su forma de llamar la atención es violentando de una u otra forma el derecho de otro, porque en su falta de preparación es lo único que se les ocurre.

Casos y ejemplos sobran, gente de comunidades rurales, pueblos o colonias pobres, presumirán de grande sus coches, sus joyas, su ropa, su música a todo volumen, su autoridad, poder, o lo que uno se imagine; desde lejos uno puede notar en una carretera si la camioneta que se aproxima es de un “nuevo rico” o un narco: Traerán su música de banda y tambora (tan molesta al oído y dañina al intelecto) a todo volumen, traerán las botas y cinturones de piel de reptil más costosos que se puedan mandar a hacer y la camioneta más lujosa que encuentren en la concesionaria, además de ponerle sus “toques” personales (peor de molestos a la vista) dándonos a entender que de niño o joven, el sujeto padeció carencias que cree que compensará sus inseguridades personales inclinando la balanza de golpe como sólo el dinero rápido le hacer creer.

Creo que lo más importante es respetar la forma de ser de las personas, por molestos a los demás que puedan llegar a ser, siempre y cuando no transgredan los derechos de terceros, pero por desgracia, esto es algo que este tipo de personas nunca van a entender, por ejemplo: El sujeto tiene todo el derecho de hablar como quiera, vestirse, comprarse lo que se le pegue su regalada gana y traer su “troca” con su “música”; pero el problema viene cuando su “música” es molesta para los demás (y pongo “música” entre comillas porque tengo que identificar de alguna forma ese pinche ruido tan culero al que llaman el género de banda, norteña, tex-mex, tambora y algunos corridos y que en lo personal considero mierda –yo creo que se les ocurre crear esa música para simular los ruidos que hacen al matar reses, pero en fin, mi intención no es quitarles eso y trato de tolerarlo hasta donde puedo, pero en serio, es bien puto difícil-).

Y aquí es donde vienen muchas preguntas sobre las acciones y decisiones de otros que me puedan afectar, son preguntas al aire, pero aplican para hartas cosas: ¿Por qué tengo que sufrir con tu música a altas horas de la madrugada, si aparte está bien ojete y por lo visto, a ningún vecino nos agrada?; ¿por qué rayas o maltratas ruinas arqueológicas, que son de todos, todo porque se te ocurrió ir a “chupar” y dejar tus envases o no te alcanzó para un hotel y ahí te “tiraste” a tu morra?; ¿por qué nos tenemos que enterar en las paredes de la casa de algún pobre vecino que Juanito ama desesperadamente a Panchita, si nos vale madres y pueden hacer de su culo lo que se les pegue su regalada gana?; ¿a nosotros qué chingados nos importa que quieras marcar el territorio de tu pandilla idiota ante la pandilla rival, como si fueran perros que marcan en los árboles?; ¿por qué unos cuantos pendejos que según legislan en bienestar de nosotros y de acuerdo a nuestras necesidades legales actuales deciden pendejadas por las que nadie está de acuerdo?; ¿por qué tu problema laboral de tu pinche sindicato me tiene que afectar a mí como conductor o a los negocios por donde se te ocurrió marchar y lo único que logras –gran pendejo- es poner a la gente en tu contra?; ¿por qué tu culto religioso –que por cierto, nunca tienes ni puta idea de dónde proviene o lo que es lo mismo: ni si quiera en eso tienes identidad- tiene que cerrar calles, avenidas y hasta carreteras por donde tengo el derecho de pasar?, ¿lo mismo con el gusto a tu equipo de fútbol o artistita de moda?

No entiendo cómo esperas a que uno reaccione cuando chingas a los demás ¿qué de plano eres tan idiota como para que tus líderes te laven el cerebro y te hagan creer que eso es practicar tus derechos de forma responsable o no te ha pasado por tu tontita cabeza alguna vez la idea de lo que es el derecho a terceros?; ¿de plano después de tantas décadas de no obtener resultados no pueden encontrar otra forma de expresarse, exigir o ser escuchados y atendidos y sobretodo, realmente de conseguir lo que demandan?; ¿no te das cuenta que eso lo único que provoca es que tenga el gobierno, la policía o los granaderos algún motivo para ponerte una putiza de la cual luego vas a estar llorando porque los madrearon, las violaron o los desaparecieron?, ¿qué si es muy difícil de entenderlo?; ¿QUE NO ENTIENDES QUÉ A NOSOTROS QUÉ CHINGADOS?

Una cosa es que quieras presumir a tu novia, a tu bebé –bien pinche horroroso, por cierto (pues también ve a los papas, #nomames)-, a tu grupo de música, y otra es que jorobes a la gente imponiendo tu punto de vista, desde algo tan pequeño como esto, hasta organizarte con una buena bola de tarados para hacer pendejadas y únicamente conseguir daños tan severos a terceros o a propiedades privadas o públicas como marcar un monumento o construcción que pueda ser considerado como patrimonio cultural, incluso hasta de la humanidad (cómo en el Palacio de Correos, en el Centro Histórico, que por detrás tiene marcas de grafitis porque algún puto naco creyó que a los demás nos interesa saber en qué pinche vocacional o preparatoria asisitió o a qué pendeja pandillita de inútiles pertenece, y lo mismo con zonas arqueológicas o hasta en la pinche banqueta no falta el naco o que dejó la marca de su suela cuando le avisan que está fresco y aún así se pasa o que a propósito deja su mensaje idiota como si a alguien le interesara y se viera a todísima madre); o que en tu marchita inútil al Monumento a la Revolución o al Zócalo dañes o robes locales e incendies autos y no consigas –como siempre- ni el apoyo de la gente, ni de las autoridades, ni de las instituciones y ni del gobierno, o en serio, ¿alguien te apoya?; ¿no verdad?, (-¿y por qué será pendejo?-) entonces #YaParenElMame

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