martes, 1 de marzo de 2011

Derechos de algún idiota

Este país presume de tener libertades para todos los ámbitos o por lo menos lucha por conseguirlos y consumar la creación y entrada en vigencia de leyes que las respalden y protejan; cabe recordar que siempre que una organización ya sea política, social o religiosa principalmente, siempre viven con el miedo a perder ese poder y manifiestan, tapando de una forma u otra y en ocasiones con un descaro total, su nula tolerancia hacia quienes no piensan o actúan según sus intereses.

Por ahí recuerdo una famosa frase del Reverendo Martin Luther King (1929 –1968) que cita algo así como: “Mis derechos terminan donde comienzan los derechos del otro”; y tal vez creas que me voy sobre el ámbito político o religioso, pero no, en esta ocasión es sobre ciertas conductas o fenómenos sociales que están basadas en modas extranjeras, intentos de modas extranjeras o adaptaciones sin previos estudios de modelos que son un éxito en otros países, pero que en nuestro país simplemente o no funcionan o quedan para el olvido pasando por la ridiculización basada en la falta de identidad.

En este caso tomaré un pequeños ejemplos de las conductas de la cotidianeidad  ir y venir de una persona que es considerada como clase social trabajadora; ya sabes, algún jornalero, obrero, personal de oficina que utiliza transporte público, etc., el ejemplo puede ser el que sea y aunque es ficticio, aterriza en la realidad de muchos individuos que he visto y en quienes he comprobado estas actitudes.

Este sujeto se levanta temprano para llegar a su trabajo, digamos como a las 7 de la mañana, obvio se queja de levantarse temprano y mientras caga, deja abierta la llave de la regadera para que salga el agua caliente si es que no apagó la noche anterior el boiler para no gastar en gas (porque también se queja de que paga mucho en gas que por cierto, cada mes, sube de precio). Al tipo le vale madres tirar el agua a lo pendejo, total, como él la paga, cree que eso le da el derecho a desperdiciarla y se engaña creyendo que es feliz y se hace tonto al gobierno porque es un bien subsidiado, aunque no sepa ni qué chingados signifique eso; pero cómo la hace de a pedo cuando avisan que el fin de semana se la van a cortar para darle mantenimiento al sistema o a la red que le provee del agua.

Pasado esto, sale apurado de su casa sin tomar desayuno alguno y antes de tomar la estación de metro compra (y se queja de lo caro) un sándwich de esos que llevan una rebanadita semitransparente de jamón, queso dudoso y una raja, además de un café americano creyendo que está desayunando muy nutritivamente porque su sándwich tiene pan integral, claro, si bien le va; en caso de que le gane la gula, compra (quejándose de lo caro) un atole y su guajolota (o torta de tamal). El sujeto desconoce que la “ñora” le saca el migajón al bolillo con las mismas uñas y manos mugrosas con las que recibió dinero de clientes anteriores y después de persignarse y guardarlo en su delantal, se limpia las manos con el mismo trapo con el que limpia la mesita o los refrescos que vende por la tarde, si es que antes, no le da por morderse las uñas y escupirlas.

Al subir al siguiente metro,  (y quejándose de lo saturado que viene el transporte) toma un asiento reservado para ancianos, minusválidos o embarazadas y duerme lo que cree que le hace falta. Nuevamente ignora que puede subir alguien con esta capacidad especial, y en caso de que esto pase, no dudará en hacerse pendejo o dormido –total, es buenísimo para eso y como él llegó primero cree que tiene derecho al asiento-, en caso de que lo tenga que ceder, a la mala, se quejará).

Al llegar a las cercanías de su trabajo y mientras le hace a la mamada como que corre para llegar a tiempo, se suena la nariz con la servilleta donde venía su sándwich y lo tira junto con la bolsa sobre una montaña de basura –porque todos hacen lo mismo-. Esta joyita de sujeto meses más adelante mentará madres a diestra y siniestra al gobierno local porque le tocará –como cada año- caminar con el agua hasta los tobillos entre alguna inundación donde ignora que la basura tapa las coladeras.

Lo primero en llegar a su lugar de trabajo es checar tarjeta a tiempo, revisar sus correos electrónicos, sus contactos de mensajeros instantáneos y los chismes del facebook, para, después de una hora o más, salir a fumarse un cigarrito que le compró al “don” que vende dulces y cigarros sueltos afuera de su trabajo; en ésta plática con algún otro similar, se quejará de lo caro que ya están los cigarros, de la chavita de servicio social a quien se quiere tirar y de a dónde se van a ir a chupar el viernes que ya es quincena (porque según ellos son bien pedotes y nadie les aguanta el paso). A este empleado le vale madres que tiene pendientes o solicitudes del servicio técnico que brinda en la institución donde trabaja ya que se cree poderoso porque les puede quitar a su antojo el internet a los que le caguen y se siente necesario en la oficina porque es el que les soluciona sus pedos técnicos.

Finalmente, al terminar su jornada laboral, regresa nuevamente por el transporte público y nada más porque se le da la gana, pondrá reggaetón en su celular a todo volumen mientras espera al vendedor de las discografías en mp3 piratas o se desaburre leyendo su librito de los nombres para el bebé, porque considera que comprar el periódico metro es de nacos pero nadie en el vagón sabe que se lo pide al “poli” de su trabajo para ver qué vieja salió hoy en las páginas centrales.

El tipo tira agua a su antojo, se apropia del asiento para personas con capacidades diferentes, tira basura en la calle y exige que se limpien las calles, le cuesta dinero a su empresa porque detiene la productividad al no solucionar las peticiones de servicio técnico, no toma en cuenta de que nadie en el metro quiere escuchar su chillante música e ignora la consecuencia de cada uno de sus actos que pueden afectar directa o indirectamente a algún tercero, pero irónicamente, cómo la hace de a pedo cuando no lo deja pasar una construcción camino a su casa porque están arreglando las tuberías por fugas de agua o porque ahora le tocó subirse al camión y este no avanza por alguna manifestación, ¿tons qué tanto mama y se queja?

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